Mi nombre es Sergio Braguinsky Carrera.
elsebra, con e minúscula.
Desde una pared mi título asegura que me recibí de diseñador gráfico en la FADU/UBA el 5 de febrero de 2002.
Algunos años antes de ese día fui letrista; diseñador junior (el que buscaba imágenes, montaba láminas y armaba originales) y director de arte en una agencia de publicidad con clientes del sector público, lo cual me dio la posibilidad de aprender a resolver rápido los trabajos que debían ser resueltos “para ayer”.
En el año 1996 tuve mi primera experiencia docente: fui ayudante alumno en la cátedra de Tipografía que cursaba (la de Osvaldo Plaza). Fue sólo un año que bastó para que se me despierte la vocación por intentar enseñar. Esa vocación germinaría en 2005, cuando fui convocado por Silvia González para unirme a su equipo docente. Lo hice con el entusiasmo y la adrenalina de quien empieza un viaje largo, sin haber sacado pasaje de vuelta. Allí me desarrollé como docente de nivel 1, primero como ayudante y luego como Jefe de Trabajos Prácticos. En 2011, así como empezó, se terminó el viaje. Pero antes, en 2007, había empezado otro: el de la Universidad de Flores. Allí doy clases actualmente. Primero y durante varios años, de Tipografía. Más recientemente, de Diseño 2 y 3.
En 2003, en agosto, comienza formalmente una experiencia trascendental en la que aún hoy pongo gran parte de mi energía y de mi orgullo: la Unión de Diseñadores Gráficos de Buenos Aires, asociación que tengo el honor de haber cofundado.
En 2006, luego de terminarse mi relación laboral con el estudio en el que trabajaba, decido tirarme a la pileta del trabajo independiente sin mirar demasiado si había agua o no… Y sigo nadando, desde aquél entonces.
Siempre trabajé para otros colegas o para clientes propios, asociado a otros estudios o recomendado por quien quedó satisfecho con mi trabajo. Me gusta la idea de armar equipos (con programadores, ilustradores, fotógrafos, etc.) y de aprender un poco de cada proyecto. Eso, creo, es lo que emparenta el trabajo del (buen) diseñador con el del (buen) actor.
Trabajo con y no para, que puede sonar a frase de sobrecito de azúcar pero no lo es, ni es tan simple de lograr. Es muy difícil aburrirse trabajando de esa manera. La única macana es cuando el trabajo escasea, pero ese es otro tema…
Diseñar es distinguir, mi frase de cabecera, casi un eslógan si recupero mi pasado de director de arte, es lo que mejor explica mi modo, mi manera de entender la linda, desafiante, resbalosa tarea que llevamos a cabo los diseñadores gráficos en la apasionante maraña de signos que es la vida en sociedad.